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Estoy en un sueño... un sueño largo que no es mío

  • Foto del escritor: cintiaanalia1978
    cintiaanalia1978
  • 7 feb 2024
  • 2 Min. de lectura

¿Qué debemos saber a la hora de hablar sobre literatura argentina?

Antes que nada, deberíamos plantearnos unas cuantas preguntas que despejen, de alguna manera, el camino que vamos a seguir.

¿De qué hablamos cuando hablamos de Literatura argentina?

¿Qué abarca?

¿Dónde comienza?

¿Por qué es tan importante?

¿Qué es lo que deberíamos tener en cuenta a la hora de enfrentarnos a estos textos?

¿Qué tiene de positivo- negativo?… y mucho más


Supongo que todos sabemos que cuando nos referimos a la literatura argentina estamos abarcando mucho más, muchísimo más que «El Matadero», «Martín Fierro» y las obras completas de Borges. Que vamos mucho más allá de los cuentos de Horacio Quiroga y de Julio Cortázar. Que los poemas con los que podemos toparnos van más lejos que los de Alfonsina Storni… Desde nuestros años escolares, la obligación de leer determinados textos para tener una especie de «panorama » de nuestra literatura hace, no sólo, que queden fuera obras maravillosas que nos darían herramientas suficientes para crear un continuum y así seguir descubriendo otras obras y autores del canon, sino que también nos enfrentan a una realidad que nos parece ajena, que no nos pertenece, que nos abruma y nos aburre. La gran mayoría se despide en la puerta de la literatura de nuestro país con la certeza de no querer regresar y con un muy mal sabor de boca.





Y un lector que nos es atrapado en las primeras líneas es un lector irremediablemente perdido, un lector que prefiere cualquier otra cosa antes de volver a enfrentarse a la tremenda tarea de intentar comprender lo que quería decir Martín Fierro o lo que significaban los cuentos de Borges.


Que la literatura argentina es aburrida es una falacia: no lo es ni más ni menos que las de otros países.


Que nuestra literatura es demasiado política, debemos comprender y aceptar que nuestras circunstancias y nuestra idiosincrasia es política: como país surgimos de una revolución que se llevó adelante a través de la palabra, con la oleada de inmigrantes crecimos divididos por lenguas, culturas, pensamientos… años más tarde, días más oscuros llegaron y tuvimos que decidir entre mantener nuestras ideas cueste lo que cueste o dejarnos caer en la nada más absurda…


Que la literatura argentina no me representa: seamos sinceros, nacimos divididos. La grieta no se formó en estas últimas décadas, siempre estuvo en nuestros genes. Nunca fuimos lo suficientemente españoles ni indios, o se encajaba en el pensamiento unitario o en el de los federales, o pertenecíamos a la ciudad o al campo, a BsAs o al resto del país, o éramos radicales o peronistas, militares o montoneros… desde siempre estuvimos mirando al otro de reojo, con miedo, con odio, con recelo…


Que nuestra literatura es pobre… tuvimos excelentes escritores (la mayoría de ellos desconocidos… olvidados), y día a día surge nuevas caras que tal vez, por no haber nacido en el hemisferio norte o del otro lado del Atlántico, pasan totalmente desapercibidos frente a nuestros ojos.





No estoy segura de en qué momento dejamos de valorar lo nuestro. Si bien en una realidad que siempre estuvimos mirando la otra orilla (nos sentimos que no somos ni de aquí ni de allá…), hubo una época en que nos sentimos orgullosos de lo que éramos ¿Qué nos pasó? ¿Cuándo nos perdimos?

 
 
 

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