"Historia del Guerrero y la Cautiva" (El Aleph, 1949)
- cintiaanalia1978
- 24 feb 2024
- 3 Min. de lectura
¿Quién no sintió alguna vez esa fuerza arrolladora que nos somete a lo más básico, a lo más primitivo de nuestra existencia? ¿Quién no experimentó alguna vez esa sensación de estar perdido en medio de la nada, absolutamente solos (aunque estemos rodeados de millones de personas) abrumados por una realidad que nos rodea pero que no nos es propia…? ¿Quién no se sintió rehén de un destino que no parece suyo… cautivo de una realidad inmanejable? ¿Quién no sintió alguna vez la enajenación de ser arrastrado por la barbarie…? (La Barbarie arrastra… la civilización, empuja) ¿Quién..?
Frente a la pintura enorme de Della Valle, enorme desde donde se la mire (por su tamaño, por su temática, por su pasión), aprendo a ver las cosas de manera diferente: el color significativo que realza las pasiones, las posturas de los cuerpos, la ferocidad del secuestro, la indefensión en el desierto… Sé que el tópico de la cautiva es un tema romántico, sé que es un tema político. (El Romanticismo y la política están íntimamente entrelazados… sobre todo en nuestro país). En Literatura, en la de verdad, en la nos enfrenta en cada momento a una perspectiva diferente de ver la vida, es un tema que se abordó desde diferentes perspectivas. Desde hace mucho tiempo la eterna dicotomía de Civilización- Barbarie (pensamiento propuesto e impuesto por Sarmiento… a ver, la grieta no es un invento de estos tiempos), se mece sobre nuestras cabezas para definirnos como argentinos: El Conquistador y el Conquistado, El Criollo y el Gaucho… el Gaucho y el Indio… Unitarios y Federales… la Ciudad y el Campo.
Pero… (siempre hay un pero), una cosa es verlo desde la perspectiva del siglo XIX en el que esa realidad era «su» realidad y otra muy diferente es verlo desde la comodidad de nuestro sillón favorito o desde la mesa de un café, como estoy yo en este momento…
En medio de la penumbra de mi búsqueda literaria, entre óleos, acuarelas y mármol, en la abstracción de mis pensamientos vine a dar con mi siguiente objetivo: el cuento de Borges «Historia del Guerrero y la Cautiva».
Es un cuento simple aunque no sencillo (nunca hay sencillez en Borges): Abre la historia con una de sus típicas dilucidaciones que poco (o nada), parecen tener que ver con lo que nos adelanta el título, y que sin embargo lo dicen todo. Y es que plantea desde su erudición enciclopédica (ficticia o no, nunca lo sabremos), un paralelismo entre un guerrero lombardo que en el asedio a Roma
«… murió defendiendo la ciudad que antes había atacado.»
y una mujer inglesa que, aún siendo tomada como cautiva, decidió elegir su destino y quedarse en el malón que la había raptado, junto a un capitanejo de quien tenía dos hijos.

"Eso lo fue diciendo en un inglés rústico, entreverado de araucano o de pampa, y detrás del relato se vislumbraba una vida feral: los toldos de cuero de caballo, las hogueras de estiércol, los festines de carne chamuscada o de vísceras crudas, las sigilosas marchas al alba; el asalto de los corrales, el alarido y el saqueo, la guerra, el caudaloso arreo de las haciendas por jinetes, desnudos, la poligamia, la hediondez y la magia».

Como dije, la historia es sencilla, sin embargo, está llena de significaciones… llena de interpretaciones. Podemos ser ese tipo de lector que se queda con el tópico que, desde el «Romance Elegíaco» de Luis de Miranda, fue abordado en poemas, novelas y cuentos: la pobre mujer blanca secuestrada por el «malvado» indio. O bien podemos ser ese tipo de lector que busca más allá, que va más allá: La cautiva como símbolo… símbolo de elección, de revelación, de rebeldía; ; símbolo de la adaptación a las circunstancias, de aceptación al sometimiento… o no, por el contrario, símbolo de desafío, de liberación… de libertad en una sociedad que siempre estuvo llena de miedos y de prejuicios… Símbolo de nuestras pasiones, de nuestros pensamientos, que nos llevan a lo más básico de nuestra verdad, mostrándonos realmente cómo somos.
Yo tomo esta última interpretación, muy mía por cierto… Existe algo que es más fuerte que nosotros, más inexplicable, más puro… más primitivo: nuestras pasiones y ellas nos atrapan y someten a su capricho. Somos incapaces de enfrentarlas sin terminar siendo dominados por ellas… Es la razón cayendo en manos de la pasión… Es la civilización cayendo en la barbarie…
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