top of page
Buscar

Los libros y la noche

  • Foto del escritor: cintiaanalia1978
    cintiaanalia1978
  • 5 feb 2024
  • 2 Min. de lectura

Sin obligación de continuidad, sin obligación de seguir un sistema, la lectura fue llegando (y pasando), por mi vida como un verdadero huracán. Primero cayeron las primeras lecturas infantiles, los primero logros, tímidas lecturas de libros plagadas de ilustraciones que me maravillaban y me invitaban a la ensoñación. Durante mi adolescencia vino la fuerza inexplicable de querer leer todo lo que llegaba a mis manos, una y otra y otra vez. Vinieron los primeros grandes asombros y los grandes descubrimientos: el amor, la desilusión, el dolor, lo prohibido… Después vinieron los años de profesorado que me enseñaron a ver la profundidad de lo que decían verdaderamente las palabras, a querer siempre ir un poco más allá. En esos años descubrí también mi verdadera gran pasión, mi verdadero amor literario: La Literatura Argentina, espacio en el que sentía que se decía lo que quería decir y lo que tenía que decir y no sabía cómo, en un lenguaje que escuchaba en cualquier esquina de mi ciudad, sin rimbombancias ni grandes estruendos. Los años me llevaron después por muchos caminos, todos ellos diferentes y también lejanos. Tuve la posibilidad de ver mi realidad desde diferentes ángulos pero siempre a través del lente de mis lecturas hasta que un día, como sucede en casi toda relación, el amor se enfrió… La realidad que me tocaba vivir era más poderosa que la ficción y todos aquellos libros que me acompañaron quedaron esperándome en sus estantes, por primera vez silenciosos.





La vida me golpeaba una y otra vez; no era tiempo de leer era tiempo de vivir… Por primera vez en mi vida sentía que ya nada iba a ser lo que alguna vez había sido. Al igual que en una relación a punto de perderse, intentaba tímidos contactos, pero el entusiasmo no era el mismo, la magia no era la misma. Y la vida siguió su rumbo. Descubrí otras pasiones. Cambié las letras por los colores y el teclado por los pinceles. De alguna manera ellos me ayudaban a decir lo que sentía que ya no podía decir con palabras. Y, miren ustedes si tiene vueltas la vida, aquello tan distinto, poco a poco me fue acercando nuevamente a mi biblioteca.

Y así, una mañana, elegí al azar una novela de pocas páginas con un título de lo más sugerente, de lo más simbólico («Sin Rumbo» del gran Eugenio Cambaceres), y pese a que al principio tropezaba con el lenguaje y me chocaba contra las paredes que todavía me eran incómodas, desconocidas, una madrugada me acabé de un tirón las 104 páginas.





Las cosas habían vuelto a su cause, sin embargo, todo era distinto… los libros, que siguen imperturbables en sus anaqueles, no habían cambiado salvo que se fueron llenando con de un poco más de polvo… yo había cambiado, había vivido y había vuelto con la mirada más cansada a buscar refugio entre sus páginas. Ya no era pasión incontrolable, era amor seguro, del que se siente cuando estamos cómodos, cuando podemos ser lo que verdaderamente somos.

 
 
 

Comments

Rated 0 out of 5 stars.
No ratings yet

Add a rating
  • Facebook
  • Twitter
  • Instagram

Literargentina

@cyntiana

© 2024 by Literargentina

Proudly created with Wix.com

Contacto

Preguntas

Gracias!

bottom of page